Esta es una composición magnífica, de la mano de un maestro, Hamlisch, que imprime en la película de Soderbergh la sofisticación y el espíritu jazzístico de sus mejores creaciones allá por los setenta. Se trata de una composición muy ecléctica pero con un espíritu conjunto que derrocha desenfado, humor y muchas ganas de entretener. Cabe destacar que la banda sonora contiene también una genial canción con letra del mítico matrimonio Bergman, cuyas colaboraciones con Hamlisch, Grusin o Legrand, por nombrar algunos, les valieron multitud de nominaciones y premios.
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