La composición de Hirschfelder es, desde cualquier punto de vista, admirable, y sería justo calificarla de obra maestra incluso. Con una poderosa instrumentación que ambienta al filme en su tiempo y que se apoya en ocasiones en coros exaltados, la música de Elizabeth recrea constantemente una atmósfera "densa" y amenazante, para emular las conspiraciones e intrigas palaciegas que refleja la película.
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