Aquí Goldsmith se vuelve suave, ligero y sutil. Su música tiene en A Patch of Blue una carga de inocencia similar a la que imprimía Bernstein en su partitura para To Kill a Mockingbird, que en su caso hacía alusión a los infantes, mientras que Goldsmith aplica la ingenuidad, la desnudez de la emotiva música al mundo interior de la protagonista. El uso de la armónica en esta partitura me recuerda a un sonido similar que utilizaría Goldsmith más adelante, en su también maravillosa banda sonora para Magic.
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